martes, 15 de noviembre de 2011

En busca de Machu Picchu


Enero, 2010.
Hace no más de cinco días echamos a andar un proyecto que nos tenía comiéndonos la cabeza desde hacía exactamente un año atrás. Hace un año, como les decía, estaba imaginando con Patricia (lamentablemente no pudo venir con nosotros) la posibilidad de hacer un recorrido por el Perú. Un recorrido en el que la característica más importante sería dormir a la intemperie, en tiendas de campaña, mientras atravesábamos andando las cumbres de los Andes, coronando montañas y durmiendo a los pies del nevado Salkantay y Umantay, disfrutando del entorno, flora y fauna, así como de los poblados más alejados de la sierra y selva de este mi país, Perú.

Ahora, un año más tarde lo estamos haciendo. En este momento me encuentro en el centro de la ciudad del Cuzco, en la Av. del sol, escribiendo y plasmando mis experiencias de estos 6 días en los que con un grupo de amigos españoles y peruanos hemos recorrido la geografía serrana con sus cordilleras, sus nevados, lagunas y alturas varias.

Gorka, César, Andoni. Heidy y Les en Lima.
Empezamos con el encuentro en Lima: Heidy, Cesar, Gorka, Andoni y yo. Unos hemos llegado a Perú antes, otros acaban de aterrizar después de un viaje de 11 horas sin paradas en ningún sitio. Estamos emocionados, espectantes, nerviosos  así que para acallar los nervios nos hemos dirigido al centro de Lima a fin de tomarnos unas Pilsen y Cristal . Ya aquí y mientras vemos al gentío capitalino andar nos reímos y vacilamos sobre los posibles fracasos de nuestra travesía que se iniciará en la ciudad del Cuzco (2600). Ya juntos y luego de unas cervezas en nuestro organismo nos dirigimos al aeropuerto como quien sale de una fiesta de resaca de año nuevo, unos con corbatas otras con binchas de colores con apariencia de carnaval de a destiempo.

Os contaré cómo fue nuestra historia:
Ya en Cuzco solo falta darle curso a la pastilla del Soroche o bien llamado mal de altura. ¿Qué que es el Soroche? Pues leedlo en Wikipedia así os quedará muy claro, además ellos se explican mucho mejor que yo; si os puedo dar unas pinceladas os diré que normalmente a los 2600 metros de altitud es normal que todo , y cuando digo todo, es todo, empiece a cambiar dentro de tu organismo. Lo que está dentro quiere inmediatamente salir fuera, la cabeza duele como resaca dolosa después de 5 días de juerga malsana, la falta de oxígeno es una "putada", el cansancio una pesadilla y mejor no sigo porque sino no querrán venir jamás de los jamases. En fin... con una doctora dentro del grupo es más sobrellevable el asunto, ya que es la que en principio puede socorrernos a una mala que nos sintamos realmente "jodidos". Lo preocupante es que esta doctora, que es mi hermana, sufre de ataques de asma y ya viene con inyecciones encima así que estamos en plan de quien cuida a quién.  Todo pinta a que ella estará peor que nosotros aunque será el viaje quien se encargará de demostrarnos lo equivocados que estamos. Bueno, el mal trago pasarlo pronto o como mucho no hacerle demasiado caso, así que empastillado todos empezamos nuestro viaje Ruta Salkantay.

Sayllapata 3450. Mi hermana Heidy y yo .
Pues eso, salida de Mollepata que está a 2,900 msnm: Desayuno y empezamos a caminar. Unos desde ya el inicio empezaron vomitando y poco caminando, los demás caminar y caminar, caminar y andar, divisar la naturaleza, la flora, poca fauna por trochas, caminos inexistentes, barro y abrigados por una lluvia pesada que iba y venia cuando quería.  Ropa mojada que se seca a medida vas caminando y el sol va alumbrado. Frío, recuerdo el frío, el viento, el mal tiempo. De esta manera anduvimos cerca de nueve horas  o más. Alrededor de 18 kms de subida continua hasta llegar a los 3700 msnm en donde se encuentra nuestro primer campamento de nombre "Soraypampa", allí apostados en tiendas de campañas, nos abrigamos unos con otros para resistir los fríos intensos de 2 grados o menos que a esas alturas soplaba con la férrea intensión de no dejarnos dormir ni descansar nuestros ya derrotados cuerpos.

Larga y difícil noche fue aquella, imposible dormir. No podíamos respirar como se debe (recordad que somos chicos de costa) Cesar dió vueltas, Heidy lo mismo, yo con la garganta a más no poder de dolor, levantándonos a media madrugada para tomar pastillas varias que nos aliviase los dolores  de cabeza, garganta, estómago que nos perseguían sin darnos tregua alguna. Aún así hemos superado la noche . Sobre las 5 y 30 de la madrugada se ha acercado Simón Puma a nuestra tienda de campaña y nos ha dejado tazas con canela caliente. La noche ha terminado y el día aún continúa.

Subidas con frío y el dolor de estómago que no se va.
Nosotros seguimos subiendo de eso ni dudarlo. Nos duelen el cuerpo y el estómago, la gente de la comida se esfuerza pero no logra satisfacer nuestras ansias, sed y apetito.

Esa madrugada siguiente hemos empezado a caminar cerca de las 6 am. Algunos del grupo se han planteado la posibilidad de rentar mulas que les ayuden a cruzar uno de los senderos más duros de la caminata- Nuestros "sherpas" no han dudado en traer a las bestias rápidamente y así, lo que yo considero los más sensatos, se han colocado encima de las mulas y han empezado a hacer la subida de aquella cara de montaña que sobre las 6.30 am luce imposible de subirse andando. Por mi parte yo sigo con lo mío: Voy a llegar a Machu Picchu andando, lo dije y así lo haré.

Nevado Umantay 5, 900 msnm
¡Por Dios! en que estaba pensando cuando me lo propuse y me comprometí a hacerlo? No lo sé,  no tengo respuesta alguna, pero aquí estoy dispuesta a superarme, dispuesta a demostrarme que es posible. Ando y ando, sobre paro para tomar el aire y hacer algunas anotaciones en mi cuadernos de viaje. Voy montaña arriba con la intención de subir un desnivel de 900 metros. Tengo al nevado Salkantay (6,200) mirándome a los ojos, desafiándome. Un aire helado congela mis pulmones, a veces que estoy muy cansada y que no puedo seguir más. Voy yendo sóla por ese camino del Umantay (5,900) dispuesta a dejarlo todo en el camino. Puma que sigue unos metros por arriba de mi me alienta y me repite que puedo hacerlo,  así luego de andar y andar no me ha quedado de otra que arribar a los 4,600 metros, al Salkantaypampa  propiamente dicho llena de una enorme satisfacción y verdaderamente emocionada.

Luego bajar para ir al siguiente campamento y ya estamos en el tercer día. De los 4,600 bajamos a los 3,300. Unos vomitan, otros tienen dolor de cabeza, a mi el estómago no me deja en paz, algunos maldicen y uno que otro aún con todo esto estamos emocionados y contentos, pasándonoslo sensacional en medio de la naturaleza, andando entre cascadas, aguas frías y lluvias eternas. Luego de 12 horas de andar hemos llegado a Kayanpata (3,300) en donde dormimos y nos reímos contándonos historias de pumas y osos que suelen andar por la ceja de selva muy cerca de donde nosotros tenemos las tiendas armadas. Hoy ha sido un día fructífero: hemos pasado torrentes de agua helados y andado 20 kms. Uff, cómo cuestan las alturas.

Sahuayaco 2064 msnm

Esto se pone bueno.
Cuarto día: Lo inimaginado. Fango, barro, lluvia, selva, calor y César medio desmayado en la subida.  No, en medio de una ceja de selva en la que los árboles se tragan el sonido, los gritos, todo, uno no se puede poner a vomitar cual niña del exorcista, no, es una locura, El cuerpo se descompensa, se baja la presión, estás a tropecientos metros de altitud sobre una subida de selva de cerca de 300 metros, en donde el centro de salud más cercano es a 20 kilómetros en  coche que no lo hay y que si lo hubiese solo es posible encontrarlo saliendo de aquella selva y bajando la montaña por tus propios pies. Si amigos, ¡Qué bonito es lo bonito!, eso mientras todo va bien caso contrario se pasa angustia y muchísima.

Hoy he subido la montaña a tropezones, con todas mis fuerzas o las pocas que me quedan en busca de ayuda. César se ha puesto mal, Heidy se niega a bajar a ayudarle porque también está agotada, yo escucho algunos gritos, bajo unos metros y hallo este panorama. Simón, nuestro guía, anda a 300 metros de distancia y más arriba de nosotros. Ahora Heidy aguanta la cabeza de César, yo  hago lo que puedo, avanzo entre el lodo, grito millón un veces a Simón Puma, la selva se traga mis gritos. El fango nos cubre todo el pié y más. Las ramas están mojadas, las manos las llevo cubiertas de fango, avanzo hacia arriba con la esperanza de encontrar a Simón que es el único que puede ayudar a nuestro amigo allí abajo. Llego extenuada a tiempo para contar a nuestro guía que está pasando unos metros abajo. Inmediatamente va en su ayuda y como buen guía le exhorta a seguir por el sendero advirtiéndole que él y sólo él  tenía que salir por su propio pie de ese lugar porque no cabía posibilidad de ayuda alguna. César, que se siente fatal, saca fuerzas de donde puede y logra subir aquella cara de montaña para por fin llegar a la cima desde donde emprenderíamos la bajada hacia una carretera que pasaba cerca de allí.

Machu Picchu, ¡Qué lejos que estás!
Luego de bajar la montaña hemos llegado a una carretera. Heidy y César han salido de allí en un coche que Simóm ha buscado unos kilómetros más arriba. Ambos se sienten extenuados y Heidy lleva el tobillo doblado al completo. Gorka y Andoni van adelante, despreocupados y sin noticia alguna de lo que ha pasado, por mi parte he dicho que llego andando a Machu Picchu y así lo haré aunque para ello he de quedarme caminando alrededor de 15 km sóla entre montañas y sin nada de gente por allí. Tiempo que me viene fantástico para pensar, fotografiar, y grabar en mi memoria lo que ahora les cuento al detalle. Luego de cuatro horas más  de camino estaba ya con mis amigos en Sahuayaco (2080 metros) disfrutando de una buena comida.

Tren y ya estamos en  Aguas Calientes, a los 2000 metros del altitud (Si que hemos bajado). Queremos descansar y reposar el cuerpo para preparar la subida del día siguiente a Machu Picchu. Si, aún la cosa no termina, aún nos faltan algunos metros de altitud y algunas horas de andar al amanecer. Los lesionados irán en bus, los montañeros andando y los  cabezotas, en los que me incluyo, también andaremos en medio de la madrugada.

Textual (libro de viaje): "Son alrededor de las 4 y 35 de la mañana, encontrome con mi linterna y mi ropa de monte con dirección a la cima del Machu Picchu, estoy emocionada aunque siento el cuerpo molido de tanto trajín y caminar. De dormir mal y de pasar mucho frío por las noches. He de hacer el ascenso, he de bordear la montaña y llegar allá arriba, no veo nada, escucho que hay muchos bichos por aquí... dónde se metieron los demás, dónde está Machu Picchu?" 

Machu Picchu, Cuzco. Perú
Y así sucedió, que luego de una hora y veinte minutos podía divisar a la gente a la entrada de Machu Picchu. Subí esa última montaña completamente sóla, disfrutando del paisaje,  admirando el amanecer, imaginando la historia, arrepintiéndome de nada y celebrando que yo, si, mis amigos y yo, habíamos hecho la Ruta Salkantay y llegado a la cumbre de los Incas.

Gorka, Andoni, Heidy y demás gente en Machu Picchu.


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