lunes, 14 de diciembre de 2015

Crónicas de viaje: despertarse en Mumbai

Algo que tienen de verdad los viajes es dejar de imaginar los lugares para comprobar de primera mano si lo que se leyó o escuchó alguna vez sobre los sitios es verdad. Yo de Mumbai había escuchado muchas cosas, la mayoría buenas, pero... qué determina lo que es bueno o malo para catalogar un sitio? Vamos, a partir de lo visto, a hacer un "análisis" de una ciudad tan pero tan difícil de definir como Mumbai.

Papá, no es que me haya olvidado de ti, pero para escribirte primero necesito entender el entorno y, segundo, encontrar el tiempo. A la primera le debo mi tardanza ya que me cuesta un poco explicar, en pocas líneas, lo que en esta semana he visto de esta ciudad. 

Mumbai es un caos, pero es un caos que no molesta, por lo menos a mí no. Como bien sabes venía de la si caótica Varanasi buscando un poco de "paz". Me dirás que Mumbai no era precisamente el lugar idóneo para encontrar esa "paz" y es verdad. Lo cual me trajo una segunda reflexión: no era paz lo que buscaba sino simplemente salir de aquel lugar por encontrarlo demasiado denso a mis gustos más bien lights y es que Varanasi es mucha Varanasi. He hablado con hindues que nunca han pisado esa ciudad ni tienen ningún interés en hacerlo, por algo será, digo. 

La llegada a Mumbai fue difícil. Después de un tren de 24 horas y gracias a los consejos del recepcionista del hotel pude llegar, por fin, al hotel. Una cama decente! No muertos, no cremaciones! El paraíso en la tierra. Apa, qué curioso no? A veces no necesitamos de casi nada para esbozar una sonrisa. A veces teniéndolo todo actuamos como enfermos mentales insatisfechos. Qué daño nos hacemos, papi, que daño! Pues eso, yo ese día fui la más feliz del mundo porque la cama era suave y porque no tenía raras vibras mañana, tarde y noche con muertos yendo y viniendo. 

Cómo te explico lo que es Mumbai. No tengo los recursos para describirlo simplemente he decir que para entenderlo hay que visitarlo. Mumbai tiene lo mejor y lo peor de las ciudades grandes. Es como una capital, sin serlo, en donde se entremezcla de todo: la riqueza, la pobreza, el caos, el no caos. He de apuntar, y me parece importante decirlo, que nunca sientes temor al caminar por calles en India menos Mumbai, no importa si la ciudad es pequeña o grande, el tema inseguridad no quita orillas de sueño. Esto no ocurre en nuestro país y de eso no estoy orgullosa. 


Lo que te comentaba: aquí se mezcla de todo, a veces no sabes ya ni que quieren ni que buscas porque está todo tan mezclado que te pierdes entre tanta información. 

Tienen un tren (legado británico) que funciona de maravillas, viejo, pero funcional. Las puertas no se cierran y no hay ningún tipo de seguridad y todos vamos apelotonados sin poder casi respirar. Es de no creer. Hay tantos hindues que a veces entramos como sardinas en los vagones y todo el mundo se empuja para poder entrar más. Las mujeres tenemos un vagón para mujeres, yo nunca entro aquí, no es divertido.  El tren llega a todos lados luego, también, tienen un metro de última generación que conecta las periferias con la gran metrópoli. 

Aquí, en Mumbai, he visto lo que nunca había visto en mi vida. Enfermedades rarísimas. Papá, aquí la gente padece de enfermedades que creo que ni aparecen en el vademécum, se revuelve el cuerpo solo recordarlo. Y las personas están ahí, a tu lado, recordándote lo desafortunados que han sido en la vida. 

La miseria es indescriptible. Mira que he visto la pobreza a los ojos en diferentes países, incluso en la paupérrima Etiopía pero esta pobreza es mucho más dramática, más intensa, no parece de este mundo. No sabes la cantidad de gente que duerme en la calle. Papá, aquí parece ser que el Ritz callejero es la primera opción por parte de los menos afortunados. Madres, padres, niños... todos polulan buscando un lugar entre cartones donde guarecerse de la noche. Es impresionante. Cuando caminas, vas esquivando cabezas, cuerpos, ratas y animales porque todos, y cuando digo todos es todos, se entremezclan de la forma como pueden. A veces, papi Lucho, uno no puede mirar lo que yace en las aceras porque es demasiado para soportarlo. 


Llegados a este punto en el que te cuento lo malo también he de contarte lo bueno. Mumbai tiene muchos lugares a los que ir, a los que visitar. Es una ciudad que se puede hacer andando. He caminado un montón hasta hartarme de la ciudad. Tienen una puerta que le llaman la Puerta de India, es como el Arco del Triunfo en París. Miles de visitantes al día. Nosotros fuimos un domingo y no veas la cola para poder entrar! La cola era eterna como 5 manzanas o más. A las orillas del Mar Arábigo, justo detrás de la puerta, hay barcas que salen destino isla Elefhanta y, parece ser, que es muy solicitado por los hindúes para pasar en familia los días festivos, es por eso que hay colas para acceder a esa área. 


El mar Arábigo tiene lo suyo. Esta muy contaminado. En algún momento tuve la idea de echarme un bañito entre sus aguas, al ver que desembocaban en él los desagües se me quitaron las ganas. No obstante el paseo a lo largo del collar de la reina o Marina Drive es bastante simpático ya sea de día o de noche. 



Mumbai es digno de verse, de visitarse  sin lugar a dudas. Sabes que aquí en el
2008 hubo 10 atentados terroristas a la vez? Murió mucha gente y a raíz de ello, vayas donde vayas, habrá control policial y te revisarán hasta las caries de los dientes, si es que pueden. 

Sobre la reflexión aquella que te mencioné hace dos cartas atrás sobre si a India o la amas o la odias, a mí me da que luego de estos casi 20 días no me da ni una cosa ni otra, a mí más bien me da compasión (no creo que este sea tampoco un buen sentimiento pero es lo que me sale a primeras). 


Buenos papá tendría más que decir creo que no acabaría nunca de contarte lo que día a día vivo aquí. Me gusta Mumbai. Me gusta que tenga un poco de todo. Ahora te dejo porque he de irme a una ciudad que dicen es hermosa: Udaipur. Luego, desde allá, te contaré mis apreciaciones. 

Un beso enorme, papá. 

Te quiero.