viernes, 13 de noviembre de 2015

Crónicas de viaje: Námaste Katmandú

Námaste, papá. 

Mira tú por dónde pero Katmandú me gusta y mucho. Cuando uno toma la decisión de irse a determinados lugares no tan sofisticados uno sabe que no todo será color de rosa. Sabe que habrá que sufrir un poquito, sabe que no habrá demasiadas comodidades y ponemos a prueba nuestra capacidad de adaptación. En Katmandú ocurre eso, a Katmandu hay que adaptarse. 

Tengo que confesar que Katmandú es una ciudad fantástica. Tiene tanta cultura que resulta inacabable. Cada lugar y entorno es bonito. No es tan sucio como India pero por sobre todo la gente es muy, pero que muy amable  y eso lo hace un lugar estupendo. Cómo no se me ocurrió venir antes! Cómo no se me ocurrió traerte por aquí. 

He andado por todos lados estos días. He caminado hasta dejarme los pies en el asfalto; desde Thamel hasta Patan, Pashupatinah y Swayambhu, Basantapur y demás alrededores de lo más variopintos. 




Yo estoy en el barrio de Thamel. Aquí vienen todos los extranjeros. Está lleno, qué digo lleno, repleto de negocios de ropa para montaña. Todas marcas "truchas" o mejor dicho falsificaciones, lo que me dio a pensar que falsificar aquí no está penalizado, al contrario, da de comer a bastantes familias. 


Los demás lugares han quedado muy destrozados por el terremoto y se han visto en la necesidad de cobrarte por absolutamente todo. Que quiere decir? Que hasta para entrar en el casco urbano tienes que pagar para, finalmente, ver ruinas porque eso es todo lo que ha quedado en algunos lugares. Qué horror! 

El comercio ambulante es espectacular. Lleno de colorido y de mujeres con atuendos fabulosos. Me gustaron mucho las anilinas, son de lo más brillante. Como hemos llegado durante las fiestas todos llevan su mejor atuendo y la marca en la frente. Yo también llevo una para no desentonar, ya ves eso que dicen: "Donde fueres haz lo que vieres". 



La población es muy pobre, papá, Sabes que la polución aquí es A L U C I N A N T E? Es una cosa de no creer. El 60 por ciento de la gente lleva máscara por la calle y, la verdad, resulta necesaria. Estoy pensando en pillarme una y todo. 

Asistí a mi primera cremación. Papá, esa escena me hizo recordar a mamá... Qué tristeza no papi? Ayer, durante la cremación, me asaltó la duda de que prefiero yo: entierro o cremación. Y la verdad que quiero ambas cosas, que me cremen y luego me dejen junto a mamá. Siempre junto a mamá. 


Qué bonito es todo, papi Lucho! Estoy encantada. Ya mañana debo de dejar Katmandú para subir hacia Pokhara desde allá te escribiré contándotelo todo. 

Námaste, viejo. 

Te quiero.